La noche mágica de la Promoción 1974 de la ENET 2 Alberto Einstein.

En el Día de la Educación Técnica, festejaron con bombos y platillos los 40 años del fin de la secundaria de una camada muy unida. Fue un canto a la vida.

Y el mago tocó con su varita la galera y aparecieron en la iglesia Carmelitas, sentados en misa, unos sesentones que con mucha alegría se abrazaban, reían y disfrutaban. Eran los exalumnos de la promoción 1974 de la Escuela Nacional de Educación Técnica Nº 2 Alberto Einstein, que festejaban el 40 aniversario de su promoción. A la derecha, en la nave central se ubicaba otro grupo, pero estos eran de niños que comenzaban el primer año en el mismo establecimiento que los acompañaban y soñaban con su promoción. En un repaso a vista rápida se los veía sentados muy alegres a Federico "Mono" Aguillera, Julio Alberto Tarcaya, Alberto "Turco" Salim, Rolando "Toto" Albornoz, Guido Ernesto Pozo, Juan José "Enano" Martínez, Dardo Omar "Bigote" Vargas.
Otro truco del mago y los profesores, los populares "Ciego" Sangari, el político y el malito Oscar Lazarte, se divertían con las ocurrencias de los pendeviejitos. Mientras, otra profesora, Nidia Oyarzú, disfrutaba de semejante escena. Otro movimiento de la varita y aparecieron la Gringa Morosini y Amalia Pérez, preceptoras de esos tiempos de travesuras y compinches en este viaje hacia el pasado. La función seguía y con un gesto el mago sacó ocurrencias y dedicatorias del cura que hizo una ceremonia alegre, como lo ameritaba la situación.
La caravana de la alegría
Después, la caravana se dirigía hacia otro templo, hacia el establecimiento que los educó y donde los recibió el vicedirector Luis Palomo y Juan Carlos Domínguez, jefe de taller, uno de los egresados de esa inolvidable promoción. Entre los que marchaban se pudo ver a Moisés Bravo, Rubén "Pollo" Rivero, Oscar "Gringo" Martínez, Agustín "Lacho" Montiel, Carlos Rafael Gil, Alberto "Pato" Gir, Carlos María Bardón, Leandro Bravo, Luis Alberto Fernández, Narciso Guaymás, Oscar Alberto Medina, Néstor Mena, Mario Nallim, Marcelo Posadas Toledo y Armando Ramírez.
El grito de guerra
Los flashes de las cámaras no descansaban, como tampoco se acababan los abrazos. Dentro de la escuela la piel de gallina estremecía la humanidad y al grito de "industrial, industrial, industrial" posaron una vez en grupo y desfilaron a los talleres donde el alma se reconfortaba por tantas alegrías juntas: bancos de trabajo, mesas de dibujos y otros tantos patrimonios de esa época hermosa que todavía "vivían" bajo la custodia de maestros. Entre los que hacían la entrada triunfal al querido taller también se encontraban Héctor Soto, Mario Cruz, Juan Carlos Domingo, César Escobar, Berardo "Coya" Farfán, Ernesto Fernández, Angel Latre, Rosa López, Macedo, Héctor Núñez.
La hora del profe Sángari
No faltó el asado y los numerosos brindis, como tampoco faltó la clase magistral, que mejor diría fenomenal, que brindó el ingeniero "Ciego" Sángari, que entre chanzas, anécdotas sacó carcajadas a granel.
El mago le apunto al profe y este dijo: "Pensaba con qué palabras resumir está linda fiesta. Y concluí en que son dos las palabras más bellas que yo podría decirle a cada uno de mis alumnos, que han sido un poco parte de mi vida. La primera palabra que se me ocurrió era amor, no hay palabra más significativa, porque pone de manifiesto todo ese sentido textual que hemos tenido los educandos y educadores . Estoy tan satisfecho de ustedes, que les digo, en paz estoy. La otra palabra es la que encierra la mejor cualidad de una persona, esa palabra es gracias. Muchísimas gracias". Y terminamos con un nudo en la garganta de la emoción. Entre los que aplaudían y se emocionaban también estaban Eduardo Paesani, Víctor Reina, Rubén Rivero, Oscar Sinópoli, Dardo Vargas, Jorge "Gallego" Villa Martínez, "Chochi" Varela, José Lazarte y yo, que curse hasta tercer año de esa promoción. Y las emociones seguían brotando porque el mago no descansaba. Entre los tantos ingenieros de la promoción estaba el "Coya" Farfán, que se vino de Sudáfrica, y no faltaron los saludos por celular, en alta voz, de José "Babosa" Pacheco, desde Australia; Julio Elanisky, desde Buenos Aires, Mario Pérez, Santiago del Estero, y César Pardal, de Chile. Y el duende del recuerdo recorrió cada rincón entre "salú y salú", y el mago se fue a descansar, sin dejar una próxima cita: 12 de diciembre en el Bochín Club. ­Que lindo encuentro! ­Qué tónico para la vida!
Fuente: El Tribuno

Entradas populares de este blog

OBITUARIO