Encontró un animal prehistórico en el Mojotoro.

Juntaba ripio en la playa del río Mojotoro cuando descubrió un gliptodonte de entre 10.000 y 300.000 años de antigüedad.

Federico Rojas tiene 50 años. Está separado y vive solo en una casita que está a unas cuadras del cam
ino que une Gemes con Campo Santo, en el barrio Los Olivos. Dice que extraña a sus hijos, a los que le gustaría ver más seguido. Hace tres meses, como todos los días salió a buscarse la vida. Agarró su moto, estacionada junto a un algarrobo que da buena sombra en su patio, y se llevó consigo un pico y una pala, sus herramientas de trabajo. Llegó al río Mojotoro temprano, a la espera del algún camión que necesite cargar ripio. Así se gana la vida Rojas, meta pico y pala contra las piedras, para separar el ripio y la arena que van a buscar los camiones. Ese día, según recuerda, nunca imaginó que algo extraordinario estaba por suceder.


El changarín caminaba por la costa sin agua del río Mojotoro. Estaba en eso de cargar ripio, por un jornal de unos $100. En el lugar quedaba poca cosa para seguir paleando y Rojas se largó río arriba con la esperanza de encontrar más ripio. Caminó junto a las barrancas que separan las localidades de Cobos y de Campo Santo. Entre los peñascos le llamó la atención una piedra incrustada, como redonda, que sobresalía en la quebrada. Se acercó un poco más y pudo ver una trama rugosa, como la de la piel de un lagarto gigante. "Escamas de dinosaurio", pensó. Para Ricardo Alonso, doctor en ciencias geológicas, profesor de la UNSa e investigador del CONICET, no hay dudas: Federico Rojas descubrió un gliptodonte, un animal prehistórico, originario de Sudamérica, que vivió durante el último millón de años y se extinguió hace unos 10.000 años de antigedad.
"Trabajo con pala y pico, cargo arena y ripio en el Mojotoro. Soy paleador. Justo me llamó la atención y me he puesto a piquear, porque era algo que no era común. Estaba como en el socavón. No era piedra, sino otra cosa. Son huesos duros y tiene como una carcaza de hueso también. Parece chico, pero como está enterrado puede tener varios metros. Yo no llego entender que parte del animal es la que se adivina, pero ahí está. Soy curioso y me gusta observar las cosas detalladamente, pero yo no entiendo nada de arqueología y eso ¿ve? Por eso no llamé a nadie, porque no sabía qué hacer", le dijo a El Tribuno mientras caminaba por el río en busca de su descubrimiento.
Federico comentó la noticia en su barrio y un vecino suyo se comunicó en el acto con El Tribuno. Cuando este diario llegó al lugar, los fósiles mostraban algunos daños. "Unos changos se llevaron un hueso, como si fuera de una taba, pero bien grande era y también algunos pedazos de caparazón", contó Rojas. "Sería bueno que vengan los expertos", agregó. Con su machete señala la parte del animal prehistórico que se oculta en la quebrada. A pesar de los miles de años, entre la tierra se distingue la trama patente del caparazón.
"Es un hallazgo paleontológico relevante. Son más comunes estos descubrimientos más en el sur, que acá por Salta. Está fantástico el animal, a primera vista y podría estar bastante completo. Es sin lugar a dudas un gliptodonte y aunque no parece muy grande se podría rescatar sin problemas", dijo el experto Ricardo Alonso, que se mostró muy intrigado en resolver el enigma de los años que podría tener el mamífero prehistórico. "Puede ser del período cuaternario o del terciario. Los primeros son los más comunes, por eso lo interesante sería identificar la antigedad y la época a la que pertenecía este ejemplar. Pero con lo que hay en el lugar bastaría para poder identificarlo", agregó Alonso a El Tribuno.
"Todo indica que es del cuaternario, es decir que tiene al menos 10.000 años. Coincide con la época de los primeros humanos en la zona, que son prácticamente los responsables de golpear la mega fauna de mamíferos, que existía entonces, como los megaterios, selidoterios, glosoterios y milodontes (unos perezosos terrestres de gran porte), los mastodontes (emparentados con elefantes), toxodontes y el principal depredador de sus tiempos, que era el temible felino conocido popularmente como tigre diente de sable", explicó Alonso.
Las propiedades
El gliptodonte era un animal absolutamente sudamericano. Vivió en el último millón de años y se extinguió hace unos 10.000 años.
Tiempo atrás encontraron un ejemplar en La Caldera, de más de 300.000 años de antigedad. Estos animales contaban con esa estructura ósea como un arma defensiva, con la cual podían golpear fuertemente a los depredadores con su cola ósea maciza. "No existe ningún animal que tenga algo parecido", marcó Alonso.
Primo lejano del quirquincho y del tatú carreta, el gliptodonte era un mamífero con una caparazón grande y rígida; con un tubo caudal defensivo y patas con fuertes garras. De alimentación herbívora, algunos, tenían el tamaño de un pequeño auto.
Federico Rojas se muestra un poco desilusionado, porque su descubrimiento no tiene un gran valor económico, pero se alegra del inmenso valor científico que podría revelar. "No voy a tener propina", se ríe. "Pero es importante que ahora se vengan los expertos y puedan explicarnos tantas cosas que nosotros desconocemos", dijo orgulloso el curioso changarín.
El gliptodonte, según se conoce, es originario de la Patagonia argentina. Por miles de años fue migrando hacia el norte, marcando un caso poco frecuente, ya que las migraciones eran más comunes eran de norte a sur. Se estima que el mayor enemigo que tuvo en su historia sobre la tierra fue el hombre, que los cazaban por su carne, y "para utilizar sus caparazones como refugio".
Fuente: El Tribuno

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