El desafío del 27 - Por Marcelo Ramal
Vamos a la semana final de la campaña electoral en medio de importantes signos de un ascenso del Frente de Izquierda, en términos de reagrupamiento y de expectativas electorales. Acercándonos al día de la votación, las mesas callejeras y las recorridas por lugares de trabajo han retomado el nivel de interés y simpatía que recogimos en las vísperas de las Paso, pero en muchos casos las superan. En Capital y Buenos Aires, las actividades en hospitales, reparticiones y universidades ‘destapan’ a un activismo vivamente
interesado en sumarse a la lucha por el voto. En el interior del país, las expresiones de ascenso se extienden a nuevas provincias. Algunos medios de prensa ubican al PO de Santa Cruz arrimando al tercer lugar de la elección, que en agosto ocupó el actual gobernador Peralta. En J! ujuy se consolida una intención de voto cercana a la de agosto, que nos coloca firmemente en la pelea por el ingreso a la Legislatura provincial. Naturalmente, el PO de Salta sale de la elección provincial con fuertes aspiraciones para consagrar a Pablo López como diputado nacional. En Mendoza estamos en esa pelea, junto a la lucha por llegar a la Legislatura y varias concejalías. La lista se completa con Buenos Aires, Córdoba y la Ciudad de Buenos Aires.
El gobierno y la agenda de la oposición
En nuestra caracterización de este proceso electoral insistimos, hace mucho tiempo, en una crisis conjunta del gobierno y la oposición tradicional -ello, como resultado del agotamiento del régimen de emergencia montado como salida a la bancarrota capitalista y la rebelión popular de 2001/2002. En vísperas de las elecciones, esa ‘crisis conjunta’ ha aflorado con intensidad. Por un lado, la ausencia temporal de la presidenta desnudó todas las contradicciones del régimen de poder personal: uno de sus principales candidatos, Cabandié, acaba de ser fagocitado por una guerra de camarillas oficiales, que tiene a la gendarmería de Berni y Proyecto X del otro lado del mostrador. Pero la enfermedad presidencial sólo le aplicó un nuevo golpe al debilitado arbitraje presidencial, después de la d! errota de las Paso y del pasaje creciente de punteros e intendentes al campo del poskirchnerismo.
Por el lado de los opositores, la descomposición de los aparatos de “seguridad” -un rasgo inconfundible de una crisis de régimen- ha desatado crisis políticas en sus dos principales bastiones provinciales. En la Santa Fe de Binner -gobernada por el Frente Progresista y el Unen- y en la Córdoba del pejotismo que ha abandonado el barco oficial.
La vacuidad de los “debates” preelectorales disimula, entre chicanas, las coincidencias de fondo entre oficialistas y opositores. Es que el gobierno del “desendeudamiento”, en las puertas de una nueva crisis de deuda, ha resuelto seguir la receta de los Massa, Redrado o Prat Gay: arrojarse a los brazos del Banco Mundial, en busca de abrir un nuevo ciclo de endeudamiento.
La desintegración oficial acentuará el papel del Congreso en la cuestión crucial de la próxima etapa, a saber: qué clase social asumirá el costo de esta nueva quiebra nacional.
La izquierda al Congreso
Una maciza votación al Frente de Izquierda el 27 tiene, en este cuadro, un significado preciso: dejará en claro que la declinación del kirchnerismo no tiene como única salida a los “Capriles” argentinos, y que, en cambio, se ha fisonomizado una izquierda combativa y anticapitalista como alternativa. Ello se expresaría, con toda su fuerza, si consagramos un bloque de diputados del Frente de Izquierda. Antes que nada, este señalamiento vale para la conquista del voto en estos días cruciales.
Junto a la batalla física y personal por el voto, los próximos días nos plantean dos fuertes tareas.
En primer lugar, las movilizaciones y actos por un nuevo aniversario del asesinato de nuestro compañero Mariano Ferreyra, en el momento en que se intensifican las maniobras para aminorar las penas de Pedraza y su patota. Iremos a los tribunales con esta advertencia el viernes 18, y recordaremos a Mariano el mismo 20 en las calles de Barracas.
interesado en sumarse a la lucha por el voto. En el interior del país, las expresiones de ascenso se extienden a nuevas provincias. Algunos medios de prensa ubican al PO de Santa Cruz arrimando al tercer lugar de la elección, que en agosto ocupó el actual gobernador Peralta. En J! ujuy se consolida una intención de voto cercana a la de agosto, que nos coloca firmemente en la pelea por el ingreso a la Legislatura provincial. Naturalmente, el PO de Salta sale de la elección provincial con fuertes aspiraciones para consagrar a Pablo López como diputado nacional. En Mendoza estamos en esa pelea, junto a la lucha por llegar a la Legislatura y varias concejalías. La lista se completa con Buenos Aires, Córdoba y la Ciudad de Buenos Aires.
El gobierno y la agenda de la oposición
En nuestra caracterización de este proceso electoral insistimos, hace mucho tiempo, en una crisis conjunta del gobierno y la oposición tradicional -ello, como resultado del agotamiento del régimen de emergencia montado como salida a la bancarrota capitalista y la rebelión popular de 2001/2002. En vísperas de las elecciones, esa ‘crisis conjunta’ ha aflorado con intensidad. Por un lado, la ausencia temporal de la presidenta desnudó todas las contradicciones del régimen de poder personal: uno de sus principales candidatos, Cabandié, acaba de ser fagocitado por una guerra de camarillas oficiales, que tiene a la gendarmería de Berni y Proyecto X del otro lado del mostrador. Pero la enfermedad presidencial sólo le aplicó un nuevo golpe al debilitado arbitraje presidencial, después de la d! errota de las Paso y del pasaje creciente de punteros e intendentes al campo del poskirchnerismo.
Por el lado de los opositores, la descomposición de los aparatos de “seguridad” -un rasgo inconfundible de una crisis de régimen- ha desatado crisis políticas en sus dos principales bastiones provinciales. En la Santa Fe de Binner -gobernada por el Frente Progresista y el Unen- y en la Córdoba del pejotismo que ha abandonado el barco oficial.
La vacuidad de los “debates” preelectorales disimula, entre chicanas, las coincidencias de fondo entre oficialistas y opositores. Es que el gobierno del “desendeudamiento”, en las puertas de una nueva crisis de deuda, ha resuelto seguir la receta de los Massa, Redrado o Prat Gay: arrojarse a los brazos del Banco Mundial, en busca de abrir un nuevo ciclo de endeudamiento.
La desintegración oficial acentuará el papel del Congreso en la cuestión crucial de la próxima etapa, a saber: qué clase social asumirá el costo de esta nueva quiebra nacional.
La izquierda al Congreso
Una maciza votación al Frente de Izquierda el 27 tiene, en este cuadro, un significado preciso: dejará en claro que la declinación del kirchnerismo no tiene como única salida a los “Capriles” argentinos, y que, en cambio, se ha fisonomizado una izquierda combativa y anticapitalista como alternativa. Ello se expresaría, con toda su fuerza, si consagramos un bloque de diputados del Frente de Izquierda. Antes que nada, este señalamiento vale para la conquista del voto en estos días cruciales.
Junto a la batalla física y personal por el voto, los próximos días nos plantean dos fuertes tareas.
En primer lugar, las movilizaciones y actos por un nuevo aniversario del asesinato de nuestro compañero Mariano Ferreyra, en el momento en que se intensifican las maniobras para aminorar las penas de Pedraza y su patota. Iremos a los tribunales con esta advertencia el viernes 18, y recordaremos a Mariano el mismo 20 en las calles de Barracas.