Miguel Ángel Martínez: La otra víctima‏

MIGUEL ÁNGEL MARTINEZ, LA OTRA VÍCTIMA
En una vivienda humilde pero ordenada, donde se nota el esfuerzo por mantenerla lo mejor posible, allí reside la familia Martínez, compuesta por cinco personas mayores y dos menores, entre hermanos y cuñados que se apoyan mutuamente,
compartiendo la única pieza de la casa y todas sus carencias, como la de un baño y una cocina cerrada. Allí vive Miguel Ángel Martínez, en el barrio (Los Olivos le dicen Vampirin), tiene 22 años y un presente poco alentador. Su hermana, María Martínez, mayor que él, salió a enfrentar lo que sabía podía ocurrir, que la prensa llegue hasta ese domicilio, hubieran querido que no, pero como existía la posibilidad, habían decidido  que lo mejor sería no decir nada, pedir disculpas y dejar todo como estaba, sin embargo de a poco María fue sacando todo eso que lleva adentro, como un peso que necesita repartir. “Me desgarró el alma ver lo que le estaban haciendo a mi hermano, él lo contaba, pero como es muy callado poca atención le prestábamos, alguna vez mostró fotos de marcas en su cuerpo, nunca pensé lo que realmente sufría”. María contó que a Miguel Ángel siempre lo llevaban detenido, “por cualquier cosa, el se dejaba llevar, nunca puso resistencia, lo culpaban de todo, de robos de televisores y otras cosas, antes de esto también le pegaron y estoy segura que eso lo llevó a perder su autoestima”. Miguel perdió a su madre cuando tenía 5 años, con su papá nunca pudo contar, solo  tenía a sus hermanos, siempre fue muy introvertido, sumiso, callado, pero las vejaciones que soportó en varios oportunidades en los últimos años, lo sumergieron aún mas en una especie de depresión, “lamentablemente se hizo drogadicto, pero nunca fue violento, cada vez se fue aislando mas, yo le decía que se aleje se todo eso y el me dijo; eso quisiera peo no puedo, yo escucho tus consejos, pero no puedo”. Esta exposición mediática, donde salió a luz el tipo de tortura que soportaba, no le hizo nada bien.
ESTE AÑO REGRESÓ A LOS ESTUDIOS
Miguel Ángel demostró en varias oportunidades que buscaba un cambio, siempre pidió ayuda inclusive asistiendo a iglesias evangélicas, este año quiso retomar los estudios secundarios y se inscribió  en el Colegio Dr. Facundo de Zuviría en horario nocturno, “quiero cambiar pero deben ayudarme” dijo cuando se inscribió a principios del 2012. Según los docentes tiene mucha capacidad de comprensión, por lo que de hacer prevalecer la voluntad, el objetivo no sería imposible de alcanzar.
“NO NOS ALCANZA PARA COMER”
La situación familiar en general es difícil, no siempre hay para comer, “mi hermano quiere trabajar porque sabe que no nos alcanza, pero no consigue y con todo esto peor, no queremos hablar del video, sino buscamos que su imagen no sea la de un delincuente, queremos que nos ayuden, él también pide lo mismo” declaró María. Becas, asistencia social, ayuda psicológica podrían formar parte de la solución, para alquilen que fue víctima del sistema social.
FOTO: LA ÚNICA PIEZA DONDE HAY TRES CAMAS, EN LAS NOCHES SE TIRAN DOS COLCHONES PARA QUE TODOS PUEDAN DORMIR, A LA MAÑANA DE LEVANTAN ESOS COLCHONES.

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